Monday, May 18, 2009

There's something about Mary

Aprovechando el hecho de que mi mamá no lee este, mi amadísimo blog, voy a tomarme unos minutos para hablar de ella.

Mary es, en realidad, una mujer bastante común. Se preocupa mucho por sus hijos y sabe leerlos, entenderlos.

Cuando estoy mal, ella me cuida, me entiende. No siempre me da los consejos que quiero, pero generalmente son los mejores. Cuando estoy decepcionada, ella siempre está ahi, y saca mis más pesadas lágrimas con un abrazo y nada más.

Siempre me dice que si pudiese, ella me daría el mundo. Y yo estoy más que segura de que es así.

Pero como todo, tiene sus defectos. Mary es terca, y es orgullosa. La palabra "perdón" nunca va a salir de su boca. Y nunca se va a arrepentir de algo que hizo, porque si ella lo hizo así, es porque así piensa, y nadie puede cambiar eso.

Una palabra, que es bastante dura, pero que define toda su persona, es histeria. Para Mary todo es un gran problema. Un vaso roto puede ser el fin del mundo, y una mala decisión, el apocalipsis. Simplemente un comentario que no fue de su agrado, puede ponerla de mal humor.

Y Dios no quiera que tenga un día con mala suerte. Cuando pasa más de una, el mundo entero sufre las consecuencias. Con un día agitado para ella, siempre vamos a tener la culpa todos. Su nivel de histeria puede subir o bajar, dependiendo de la persona con la que habla, o de cómo quiere tomarlo ella. Porque sí, encima de todo, es ciclotímica.

Si tiene un día de mierda, y yo me mando una mínima cagada como un comentario fuera de lugar o una torpeza, simplemente muero. Pero si llama alguien con quien ella quería hablar (..), estamos salvados, porque con esas cosas su humor se recupera.

La peor parte de todo, y a resaltar, son las discusiones. Y sus gritos.

Cuando Mary empieza una (y estoy casi completamente convencida de que las disfruta intensamente), va tomando carrera con cada frase. Muy de a poco va llegando al tema del que ella en realidad quería hablar. Si la discusión era porque se ensució la cocina, por ejemplo, de a poco va a empezar con que siempre la ensucio yo, siempre que voy, que en realidad no es tanto, porque ya no voy seguido, porque ya no vivo con ella, porque ya no la quiero. Y así enganchando un eslabón de la cadenita con el otro, me partió el alma.

Porque cuando menos lo espero, cuando bajo la guardia porque para mi la discusión terminó, lanza la granada que tenía preparada. En la guerra, la tiraría y se taparía los oídos. En ésta guerra, la discusión, la tira y se queda esperando mi reacción.

Después de varios minutos de griterío y de no escucharme, yo me había dado por vencida. Los últimos minutos generalmente son de ella, para que termine de sacarse todo. Mi discusión son solo dos frases.

Entonces cuando tira esa bomba tan inesperada, yo la recibo de pecho. Me parte el alma en pedazos y quema lo que queda.

"Para qué habrás venido!", "para qué te pedí ayuda", "no venís nunca a visitarme porque allá tenés todo", "a mi no me das bola porque tenés todo allá", "siempre están todos contra mi", "ya vas a ver"... todas esas frases incoherentes y sin sentido para cualquiera. Porque realmente son incoherencias, y más en el estado en que las dice. Porque está enojada, me hace pensar que ella cree que nadie la escucha, pero sabe que estoy escuchando todo. Y cuando la tira, por más estúpida que sea, el llanto es inevitable. Como es de esperarse, a los dos minutos, mínimo, cuando tengo la cara más hinchada que un pomelo y los ojos y la nariz secos como una lija, Mary se olvidó de todo lo que acaba de pasar. Como si hubiesen venido los hombres de negro, la flashearon y se olvidó completamente de que acaba de matar a su hija por dentro.

Es una combinación de mi, siendo tan inconteniblemente maricona y sensible, y de ella siendo tan forra. Si, forra. Porque pareciera que lo hace a propósito. Que su única meta es hacer que me tire al piso y de rodillas le diga que tiene toda la razón y que lo siento en lo más profundo de mi ser.

Pero en realidad lo único que logra es una regresión. Porque cuando me insulta de esa manera, me trae todos los recuerdos de todas las veces que lo hizo. Y el sentimiento se me multiplica por mil.

Y me lo como una vez más. Porque si sigo discutiendo, la historia nunca tiene fin. Literalmente las discusiones con ella son interminables.

Y al no pedir perdón, jamás yo voy a poder estar satisfecha de al menos haberla hecho pensar. Ella jamás va a considerar las opiniones del resto, entonces para qué intentar?

Entonces una vez más me voy de su casa con el corazón partido a la mitad, pensando que no quiero ir más, porque siempre termino mal cuando la veo.


Y después me acuerdo de cuánto la necesito. Porque es mi mamá, y la amo con toda mi alma. Ella me entiende más que nadie en el mundo, y los pocos abrazos que me da son todo para mi. Saber que siempre va a estar ahí para mi es impagable, y lo valoro más que a nada.

Cuando me abraza y me dice "ya va a pasar, hija" yo siento que me exprime como un trapo mojado, y todo lo malo se me va transformado en líquido salado.


Son dos situaciones adversas, y los sentimientos son igual de fuertes. Es practicamente la persona más importante en mi vida, y a la vez, la que más mal me hace.